Cómo elegir la mermelada más saludable en el supermercado

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La mermelada es sin duda una de las elaboraciones dulces que más triunfan tanto en la elaboración de postres como en desayunos y meriendas. En los lineales de los supermercados nos encontramos desde las más clásicas como fresa, melocotón, ciruela o frambuesa, hasta las más originales como la de tomate, cebolla o pimiento. Si bien las opciones son muchas, una vez hemos decidido con qué sabor queremos untar nuestras tostadas, es importante fijarnos en algunos aspectos que nos ayudarán en nuestra elección y que nos permitirán decantarnos por la mejor mermelada en términos de sabor, calidad y valor nutricional.

Pazo de Vilane, empresa experta en la elaboración de mermeladas artesanales, desvela qué hay que tener en cuenta y en qué nos debemos fijar si queremos adquirir una mermelada saludable a la vez que deliciosa. Y es que, la mermelada es un producto más sano de lo que a veces pensamos, ya que su base es fruta que nos aporta nutrientes y fibra.

 

Lee el etiquetado de la mermelada con atención

Ahí está la clave. Entre las prisas y otras circunstancias, lo cierto es que no solemos dedicar el tiempo necesario a leer la información que incluye la propia mermelada. Por eso es importante revisarla con atención ya que en el etiquetado vamos a obtener la información necesaria para decidir si esa mermelada, en función de sus ingredientes o elaboración es más o menos saludable.

 

Cuanta más fruta, mejor
Conocer el porcentaje de fruta empleado es clave a la hora de decidir si una mermelada es mejor que otra. En este sentido cuanta mayor sea la proporción de fruta, mejor será la mermelada. Si bien por ley, las mermeladas que se venden deben contener un porcentaje mínimo del 30% de fruta por 100 gramos, en los lineales de los supermercados nos encontramos con mermeladas elaboradas con diferentes proporciones de frutas llegando incluso a haber elaboraciones de más del 70% de fruta por 100 gramos.

Mermelada extra sí o sí
De entrada leer en el etiquetado el adjetivo “extra” nos hace suponer que estamos ante un producto de calidad superior. Pero ¿sabemos qué significa realmente? Que una mermelada tenga en el etiquetado esa acepción no significa de entrada que se haya empleado una fruta de mayor calidad. Lo que indica esa denominación es que la cantidad de fruta utilizada para la fabricación de 1000 gramos de esa mermelada no ha sido inferior a 500 gramos. Además, indica que el contenido en materia seca soluble, principalmente el azúcar, es igual o superior al 40% e inferior al 60%. Frente a la mermelada extra, una mermelada sin ese distintivo en el etiquetado demuestra que la cantidad de fruta utilizada para la fabricación de 1000 gramos de mermelada no ha sido inferior a 300 gramos, que es lo mínimo exigido. En conclusión, una mermelada extra tiene más cantidad de fruta.

Con azúcar y no “azúcares”
En el etiquetado fíjate que se indique que la mermelada se haya elaborado con azúcar. Evita aquellas mermeladas en las que en el etiquetado ponga “azúcares”, ya que en esos casos suelen incluir jarabe de maíz de alta fructosa, de glucosa, fructosa u otro tipo de endulzantes que no son beneficiosos para la salud

Cuantos menos ingredientes, mejor
Menos es más y en el caso de la mermelada esta frase no es una excepción. Una buena mermelada no debería incluir nada más que fruta, azúcar y espesantes naturales como la pectina o el agar. A veces también puede incluir zumo de limón. Más allá de estos ingredientes una buena mermelada no deberá llevará nada más, ni tampoco conservantes ni colorantes.

 

El origen de la fruta
Elegir una mermelada elaborada con frutas nacionales es una garantía inequívoca de que se ha cultivado siguiendo las normativas locales y europeas. Si además se ha elaborado con frutas de kilómetro cero sabremos además que con nuestra compra estamos favoreciendo el desarrollo de las zonas rurales donde se produce la materia prima.

 

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